ANÁLISIS DE LAS DISFLUENCIAS EN LA DETECCIÓN TEMPRANA

Tratamiento Tartamudez niños

ANÁLISIS DE LAS DISFLUENCIAS EN LA DETECCIÓN TEMPRANA

En las últimas décadas hemos confirmado los beneficios de la intervención temprana en Tartamudez. Las investigaciones y nuestras evidencias en la clínica así lo demuestran, con resultados inimaginables antes: mayores posibilidades de remisión en los más pequeños y en el resto de los casos, de suavidad en las disfluencias, menor impacto en sus vidas y aceptación del proceso,

Pero para una intervención temprana, necesitamos una detección temprana. Y aquí es donde encontramos muchas dificultades aún. Me explico….

Por un lado, la población general continúa con la creencia de que la tartamudez es por nervios, o que remite en los niños pequeños por se algo normal o habitual, etc. Y por otro lado , algunos profesionales a los que acuden los padres preocupados por las incipientes disfluencias de sus hijos, también continúan pensando y aconsejando esperar, con comentarios del tipo: eso se pasa, no le hagas caso, se ira sólo, etc.

“¿QUÉ PODRÍA DESEAR MÁS UN PADRE O UNA MADRE QUE ESCUCHAR ESO DE: ESO SE PASA O ESO ES NORMAL?”

Los especialistas en tartamudez realizamos en la primera consulta una valoración general de la situación y del habla, de la cual extraemos unos datos muy concretos que son “los Criterios de Riesgo de Tartamudez Persistente”. Es decir, el posible pronóstico que el logopeda realiza en base a unos datos objetivos que conocemos gracias a estudios de población, y que nos indican cuando existe mayor probabilidad de Tartamudez Persistente.

Estos criterios deben ser realizados por el especialista porque, si bien algunos datos son muy objetivos (género del menor, historia familiar de tartamudez o fecha de inicio), hay otros más específicos como el análisis del habla del niño, de sus comportamientos secundarios y del estilo comunicativo general de la familia. No todos los criterios tienen el mismo peso. Por ejemplo; tener un antecedente de tartamudez es más relevante que ser varón. No es lo mismo comenzar con 2 años con las disfluencias o que éstas sean muy suaves.

Y de esto vengo a hablar hoy. ¿Cómo de fiable es determinar mayor o menor riesgo en base a las disfluencias y su edad?

Existen disfluencias con origen diferente: unas provocadas por la necesidad de tiempo para organizar o buscar una palabra y otras por una disrupción en el flujo o continuidad “normal” del habla debido a una contracción o espasmo muscular. Las primeras serán de acceso al léxico y las segundas motoras.

Estas segundas generan mayor frustración en el hablante, pues sabe lo que quiere decir, pero se le “atasca” la palabra en algún punto del aparato fonador.

Cuando realizamos una evaluación del habla en niños pequeños, de entre 2 o 5 años, una de las cuestiones es analizar sus disfluencias: la tipología, frecuencia, severidad; otra por ejemplo, es observar si existen o no comportamientos secundarios. Hoy vamos a hablar de una investigación que estudió si el análisis de las disfluencias puede ser un óptimo criterio para pronosticar si existe riesgo o no de tartamudez persistente. Pero dejadme explicaros algo antes para entender este estudio.

Las disfluencias más suaves, sin fuerza, con elementos repetidos más largos ( palabras o frases), etc. son las menos severas y por tanto las menos determinantes para un riesgo de tartamudez. Las más fuertes, con tensión, rápidas y de aspecto claramente motor son las más determinantes para un riesgo de tartamudez.

Si bien, en mis años de experiencia clínica he observado que hay niños con disfluencias fuertes y motoras en que el tartamudeo remite. Es más, he observado que cuando esto sucede en niños muy pequeñines (2 o 3 años) este proceso suele darse en casos con un lenguaje muy avanzado para su edad cronológica. Pero esto sólo es una impresión mía. ¿O no?

Esta semana he leído una publicación de un estudio longitudinal con niños de 4 y 5 años con disfluencias, en el que se les han seguido y reevaluado hasta los 9 años. En este estudio se midieron las disfluencias en cuanto a tipología: bloqueo, prolongación, repetición y característica del elemento repetido, la frecuencia y la duración de las disfluencias. Las conclusiones fueron que existían diferencias significativas entre el grupo de niños recuperado y el que persistió.

Pero lo que me resultó aun más interesante es que en sus conclusiones, nombran un estudio anterior con niños de 2 y 3 años, en el que esta misma medición no fue significativa para determinar remisión o persistencia.

¿QUE CONCLUSIÓN PODEMOS EXTRAER DE AQUI?

La tipología, frecuencia o severidad en las disfluencias de los niños menores de 3 años (inclusive), no son un dato significativo de cara a realizar un pronóstico de Riesgo de Tartamudez Persistente del Desarrollo. Tendremos que tomar en cuenta el resto de Criterios de Riesgo.

En los niños de 4 y 5 años el análisis de las disfluencias sí puede ser más determinante para pronosticar un Riesgo de Tartamudez Persistente. Igualmente la valoración se realizará en conjunto con los demás Criterios de Riesgo.

Referencia del estudio:

Walsh, B., Bostian, A., Tichenor, S. E., Brown, B., & Weber, C. (2020). Disfluency Characteristics of 4-and 5-Year-Old Children Who Stutter and Their Relationship to Stuttering Persistence and Recovery. Journal of Speech, Language, and Hearing Research63(8), 2555-2566.

Texto propiedad de Raquel escobar Díaz, logopeda colegiada nº: 15/0338 protegido por la ley de propiedad intelectual 2/2019 del 1 de marzo publicado en el BOE de 2019.

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