01 Jul Ansiedad y TTM
“La ansiedad, ese gran enemigo de nuestro tiempo, que deteriora la vida de las personas de manera muy significativa.”
1- ¿QUÉ ES LA ANSIEDAD?
La Ansiedad es una sensación de nerviosismo, agitación o tensión que cursa, normalmente, con síntomas como palpitaciones, ahogo, ardor en el pecho, etc.
Puede tener picos más severos, conocidos como “Crisis de Ansiedad o de Pánico”. Estas crisis exacerban los síntomas habituales y aparecen sensaciones de opresión en el pecho, miedo o pánico a algo, sudor, frío, temblor, mareo, sensación de muerte inminente y despersonalización. Estas crisis pueden durar entre 10 y 30 minutos máximo. Todo ello, aun siendo miedos irreales, causan un gran sufrimiento en la persona que la padece, enfrentándose, posteriormente, al propio “miedo a la Ansiedad” y desarrollando una excesiva introspección, que analiza constantemente cada síntoma que pueda despertarla (extraído de Rojas M., 2018).
En una palabra, la ansiedad se alimenta a sí misma. Se crea un círculo vicioso de hechos, rumia, miedo, anticipación, hechos, rumia…
Existen subtipos de ansiedad. Los que vamos a tratar aquí son aquellos que conciernen directamente a la Tartamudez: La Ansiedad Generalizada y la Ansiedad de tipo Social.
Las personas con Ansiedad Social, tienen un miedo intenso, persistente y crónico a la exposición en situaciones sociales, en las que pueden ser observadas o juzgadas por otras personas. La Angustia Social se asocia con Ansiedad anticipatoria y rumia “post hoc” (pensamientos recurrentes y negativos después del hecho) (Dayan, J., & Guillery-Girard, B., 2010)
La introspección o la atención centrada en uno mismo llevan al recuerdo de experiencias negativas, una mayor atención a los signos de amenaza y malas interpretaciones de los comportamientos de los demás, que a su vez ayudan a mantener la Ansiedad Social. (Dayan J. & Guillery-Girard, 2010).
Una vez descrita la Ansiedad Social nos damos cuenta de que dichas características son las descritas por las personas con Tartamudez.
La Tartamudez va más allá de un problema en la fluidez del habla. Con el paso del tiempo, se va convirtiendo en un problema de comunicación, las disfluencias afloran siempre y en mayor medida en situaciones espontáneas de comunicación, es decir, con otros interlocutores. Es comprensible por lo tanto, que las personas que tienen Tartamudez desarrollen problemas de Ansiedad Social.
2-ANSIEDAD Y TARTAMUDEZ
Como es bien conocido por todos, Ansiedad y Tartamudez van de la mano, hasta tal punto que se ha creído por muchos años que era el motivo, existiendo muchas personas que aún afirman que la Ansiedad es la causa y las disfluencias el síntoma.
Pero hoy sabemos gracias a las investigaciones que esto NO es así.
En concreto, hoy podemos afirmar que durante las primeras etapas de la Tartamudez, los niños no se caracterizan por presentar Ansiedad Social ni tan siquiera una mayor timidez que sus iguales sin disfluencias. (Alm, 2014).
El origen neurológico gana más fuerza cada día con las investigaciones y el rigor científico. Estamos observando que en el origen de las disfluencias se ven involucradas dos áreas cerebrales que tienen que ver con los mecanismos de puesta en marcha del sistema pre-motor del habla: la corteza cerebral y los núcleos de la base. (Alm, 2004)
Si bien, aunque no sea el origen último, es innegable que la Tartamudez durante la edad adulta se asocia con una mayor tasa de trastornos de Ansiedad especialmente con el Trastorno de Ansiedad Social. Ésta se desarrollaría progresivamente a partir de la preadolescencia o etapa escolar (según los estudios revisados sería aproximadamente a partir de los 7 o 9 años ). (Iverach, L. 2016)
Ahora bien, debemos pensar que si no se demuestra mayor Ansiedad en niños con disfluencias en la etapa inicial, entre los 2 y 5 años, no se podrá afirmar que exista una causa-efecto. La Ansiedad sería una consecuencia de las interacciones sociales a partir de la mediana infancia (7 años en adelante).
T. ANSIEDAD EN LA POBLACIÓN GENERAL ADULTA
En la población general la prevalencia de los trastornos de Ansiedad obtenidos en una revisión con 87 estudios de 44 paises es de 0.9% y 28.3% y pasado un año la prevalencia se encuentra entre 2.4% and 29.8%. (Baxter, A. J et al., 2013)
Redondeando las cifras, hasta 30% de la población general sufre algún tipo de Ansiedad a lo largo de su vida.
ANSIEDAD SOCIAL EN PERSONAS CON TARTAMUDEZ Vs POBLACIÓN GENERAL.
El Trastorno de Ansiedad Social se considera el trastorno de ansiedad más común con una prevalencia de por vida del 12 al 16% de la población general (Dayan, J., & Guillery-Girard, B., 2010). Mientras que aproximadamente del 22 al 60% de los adultos que tartamudean cumplen con los criterios para el trastorno de ansiedad social (Iverach, L., 2016)
POBLACIÓN INFANTIL Y PREADOLESCENTE
En la población general infantil la prevalencia de la Ansiedad Social ha sido revisada por Cheung, A. & Jensen, P. (2009) y cito textualmente los datos: “La Ansiedad Social es un trastorno común en niños y adolescentes. Afecta hasta el 2% de los niños y adolescentes con una edad pico de inicio entre 11 y 12 años (Beidel et al, 2004). Afecta a ambos sexos por igual antes de la pubertad; pero después de la pubertad, las niñas tienen más probabilidades de verse afectadas (Bernstein et al, 1996).”
Sin embargo, los niños con Tartamudez según un estudio Lisa Iverach et al. (2016) con 75 niños con Tartamudez de 7 a 12 años y otros 150 niños control (que no tartamudeaban) en que se comparó la puntuación en medidas de ansiedad y dificultades psicosociales, los niños con Tartamudez demostraron una tasa significativamente mayor de Trastornos de Ansiedad. Es de destacar que el 24% de los niños con Tartamudez cumplieron con los criterios para el Trastorno de Ansiedad social.
3- ANSIEDAD Y SEVERIDAD
ADULTOS
En 2018 Iverach et al. Realizó un estudio con 275 adultos que tartamudean (18–80 años), de los cuales el 30% presentaba asociado Ansiedad Social y el 70% restante no. Se compararon tanto el habla como la impresión de dificultades en la comunicación y se concluyó que el grupo con ansiedad social era significativamente más joven que el grupo sin ansiedad social, no se encontraron otras diferencias demográficas.
Esto nos demostraría que la seguridad en uno mismo adquirida con los años y la madurez suponen un punto importante ante las expectativas en las relaciones sociales.
Uno de los datos que resulta más llamativo es el hecho de que dentro del grupo con Tartamudez al comparar el grado de Severidad de la Tartamudez con la Ansiedad no se demostró una Severidad de tartamudeo ni un porcentaje de sílabas tartamudeadas significativamente mayor. (Iverach et al., 2018)
% ANSIEDAD ≠ %SEVERIDAD
Cumpliéndose con ello una de las impresiones clínicas que durante años observo: “parece que el grado de Ansiedad es Inversamente Proporcional al grado de Severidad.”
Sin embargo, el grupo socialmente ansioso informó más insatisfacción del habla y evitación de situaciones de habla, significativamente más problemas psicológicos y un mayor impacto negativo de la Tartamudez. (Iverach et al., 2018).
Mi personal “opinión” al respecto sería que el hecho de presentar una Tartamudez muy Severa y por tanto llamativa, conllevaría una mayor visibilidad social, menor capacidad para encubrirla y por tanto mayor necesidad de aceptación. Por el contrario, aquellos que presentan una Tartamudez con baja frecuencia y puntuales picos de severidad, podrían encubrir más fácilmente sus disfluencias y por tanto, desarrollar mayor ansiedad ante la aparición de las mismas y menor aceptación de la Tartamudez.
PREESCOLARES
Durante años, se realizaron estudios de tipo observacional que parecían confirmar mayores niveles de Ansiedad en niños en edad pre-escolar y cito a Phaal B. (2007): “Según se informaba tenían más actitudes negativas de comunicación que sus compañeros con fluidez, y estas actitudes parecían empeorar con la edad y la Severidad de la Tartamudez (De Nil & Brutten, 1990, 1991; Vanryckeghem, Brutten y Hernández, 2005)”.
Lo que no se tenía en cuenta es que estas actitudes podrían ser el fruto de una Conciencia de su dificultad en el habla y no de un problema Social. Los niños menores de 4 y 5 años no han desarrollado aún una capacidad metacognitiva y por tanto reflexiva.
Tradicionalmente se daba por hecho que los niños con disfluencias no eran conscientes de su dificultad para hablar. En un estudio que realicé en 2016 pudimos confirmar la existencia de Comportamientos Secundarios en niños de 2 a 6 años con disfluencias durante los inicios del proceso, comprobando con ello una conciencia de su dificultad en el habla. (Escobar, R. y Pereira, M., 2016)
En un novedoso estudio (Phaal B., 2007) con marcador biológico y por tanto objetivo, comparó (en 3 ocasiones diferentes en el tiempo) mediante análisis en saliva del cortisol (hormona segregada en respuesta al estrés) la Ansiedad en niños de entre 3 y 4 años con Tartamudez y sin Tartamudez y confirmó que los niños con Tartamudez NO presentaban mayores niveles de cortisol es decir de Ansiedad.
% ANSIEDAD NIÑOS CON TARTAMUDEZ = %ANSIEDAD NIÑOS SIN TARTAMUDEZ
Tras analizar también, las muestras de habla, demostró a su vez que ni siquiera los niños con mayor severidad, presentaban datos significativamente mayores de cortisol, es decir, Ansiedad. (Phaal B., 2007)
% ANSIEDAD EN PREESCOLARES ≠ % SEVERIDAD PREESCOLARES
Confirmando que la Ansiedad Generalizada y la Social no están asociadas a las primeras disfluencias, aunque sea probable que se produzcan cambios con el paso de los años.
En conclusión,
- No podemos afirmar que exista un origen de tipo ansioso en la Tartamudez.
- No se asocia una mayor severidad con una mayor ansiedad.
- La población con Tartamudez presenta mayor riesgo de desarrollar Ansiedad social.
Texto propiedad de Raquel Escobar Díaz, logopeda colegiada nº 15/0338 protegido por la Ley de Propiedad Intelectual 2/2019 del 1 de Marzo publicado en el BOE 2019
Bibliografía:
- Alm, P. A. (2004). Stuttering and the basal ganglia circuits: a critical review of possible relations. Journal of communication disorders, 37(4), 325-369.
- Alm, P. A. (2014). Stuttering in relation to anxiety, temperament, and personality: Review and analysis with focus on causality. Journal of fluency disorders, 40, 5-21.
- Baxter, A. J., Scott, K. M., Vos, T., & Whiteford, H. A. (2013). Global prevalence of anxiety disorders: a systematic review and meta-regression. Psychological medicine, 43(5), 897.
- Cheung, A., & Jensen, P. (2009). Major Disturbances of Emotion and Mood. In Developmental-Behavioral Pediatrics (pp. 461-473). Elsevier Inc..
- Dayan, J., & Guillery-Girard, B. (2010). Neuropsychological Aspects of Anxiety Disorders.
- Escobar R. y Pereira M. (2016). Estudio de la conciencia de tartamudez y comportamientos secundarios en niños de 2 a 6 años. Presentado en el XXX Congreso Internacional de la AELFA. Bilbao.
- Iverach, L., Jones, M., Lowe, R., O’Brian, S., Menzies, R. G., Packman, A., & Onslow, M. (2018). Comparison of adults who stutter with and without social anxiety disorder. Journal of fluency disorders, 56, 55-68.
- Iverach, L., Jones, M., McLellan, L. F., Lyneham, H. J., Menzies, R. G., Onslow, M., & Rapee, R. M. (2016). Prevalence of anxiety disorders among children who stutter. Journal of Fluency Disorders, 49, 13-28.
- Iverach, L., Menzies, R. G., O’Brian, S., Packman, A., & Onslow, M. (2011). Anxiety and stuttering: Continuing to explore a complex relationship. American Journal of Speech-Language Pathology.
- Phaal, B. (2007). An examination of anxiety and communication apprehension in preschool children who stutter.
- Rojas, M. (2018). Cómo hacer que te pasen cosas buenas: entiende tu cerebro, gestiona tus emociones, mejora tu vida. Espasa.
No Comments