22 Jul El elefante azul en el salón
Después de años trabajando con personas adultas que tartamudean, saco una tremenda conclusión: se mejora, se puede mejorar, las técnicas de habla ayudan, los procesos de aceptación ayudan y el manejo de la ansiedad ayuda, pero…. Si el miedo y/o la vergüenza por las disfluencias continúa, en determinadas circunstancias las técnicas no funcionan.
El miedo es el peor enemigo de nuestras vidas, nos hace incapaces de realizar cualquier acción, pero cuando aun encima esa acción tiene por condición “sine qua non” la tranquilidad y el autocontrol… el miedo te come.
¿De donde viene ese miedo? ¿Esa vergüenza?
De la infancia. De la ausencia de normalización, de comprensión, de aceptación. Los adultos de hoy, no han hablado ni siquiera en casa del tema. el consejo era: – ¡No habléis! ¡Haced como si no pasara nada! A eso le sumamos las agresiones externas: en la calle o el cole, sin una figura de referencia que ayudará o acompañara, la autoimagen se veía totalmente distorsionada por la vergüenza. He escuchado acontecimientos como burlas entre hermanos, padres que le decían al niño, tu no hables ya yo lo pido o digo, no cojas tú el teléfono, ya lo hago yo, profesores azuzando al niño para que contestara rápido, etc. Y eso se graba en el inconsciente de las personas de tal forma que en cada situación de habla aflora. Salvo en aquellas en que te sientes arropado, querido, aceptado. Pero cuando la situación es nueva y está en juego el proceso de aceptación, ese miedo al rechazo, esa vergüenza por tu habla te bloquea no solo el habla sino la mente.
Se puede ir ganando confianza, se va trabajando la aceptación, pero no sin mucho esfuerzo y sufrimiento por el camino. Así pues…
PAPIS Y MAMIS de niños que comienzan con sus disfluencias o ya son escolares lo mejor que podéis hacer por ellos es ayudarles a normalizar su diferencia, como si llevaran gafas, o fueran celiacos, etc. Existe la diferencia, no podemos negarla. Esta ahí, la vemos, la escuchamos, “es”, pero nada más. Sin juicios, sin categorías, sin comparaciones. . ¡Sólo dejad que sea!
Texto propiedad de Raquel Escobar Díaz, logopeda colegiada nº 15/0338 protegido por Ley de Propiedad Intelectual 2/2019 del 1 de Marzo publicado en el BOE 2019
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